VIDA MARIANA DE MANERA HABITUAL

Oración que resume nuestra vida como esclavos de María en el día a día:
Yo hago todo por Maria, con María y en María, yo soy y seré siempre su esclavo de amor. María es mi madre, yo le pertenezco, María es mi reina, yo la obedezco, María es mi Señora, yo la sigo, María es mi doctora, yo la escucho, María es mi modelo, yo la estudio, María es mi estrella, yo la sigo, María es mi sostén, yo me apoyo en ella, María es mi fuerza, yo combato con ella, María es mi refugio, yo reposo en ella, María es mi estancia, yo vivo escondido y encerrado en la fortaleza impenetrable de su corazón inmaculado, allí yo quiero amar, sufrir y morir, para vivir eternamente en la gloria con mi Jesús. Señor, yo soy el pequeño siervo de vuestra sierva, yo digo siempre como María: que se haga en mí según tu palabra.

NUESTRA ASPIRACIÓN CONTÍNUA DEBE SER:
Yo soy toda vuestra oh mi buena madre y todo lo mío y todo lo que me pertenece os pertenece.

DURANTE TODO EL DÍA, EN ACTIVIDADES HABITUALES:
Debemos integrar nuestra vida de fe en el día a día, no podemos reservar nuestra vida de fe sólo para la misa o para momentos exclusivos de oración. Que todas nuestras actividades y ocupaciones habituales sean un testimonio de que pertenecemos a María Santísima, que María Santísima vive en nosotros y que actuamos movidos por ella, y que damos testimonio del amor de Dios y de María con nuestra vida.

YO SOY TODA TUYA:
En la noche rezar diciendo la pequeña consagración a María: Yo soy toda vuestra y todo cuanto tengo os lo ofrezco mi amado Jesús por María vuestra Santa Madre.

MARÍA SANTÍSIMA VIVE EN NOSOTROS
Rezar con dulzura en todo momento del día: Mi buena Madre actuad en mí, orad en mí, sufrid en mí, hablad en mí, trabajad en mí y conmigo por Jesús.

EN ALGÚN MOMENTO DEL DÍA ORAR
Reservar un momento del día para hacer oración. Sin oración la vida del espíritu se va secando, es una planta que debemos regar todos los días, si dejamos de regarla de manera permanente, la planta se secará. El trato íntimo con el Señor es fundamental para la vida espiritual, nunca debemos dejar de lado ese tiempo de intimidad con el Señor y la Santísima Virgen.

AL COMENZAR LA ORACIÓN PODEMOS DECIRLE A MARÍA:
Mi buena Madre debo meditar, sin meditación viene la tibieza que es el gran peligro de la condenación, mi vida valdrá lo que valga mi oración. Os entrego las tres potencias de mi alma: mi memoria, mi entendimiento, mi voluntad. Haced la oración en mí. En mi memoria para borrar todo recuerdo que no sea vuestro o de Jesús, en mi entendimiento para borrar de él todo otro conocimiento, en mi voluntad para arrancar todo otro querer. Mi buena Madre, miremos juntos la virtud que me sea más necesaria y los ejemplos que Jesús me ha dado de ella.

EXAMEN PARTICULAR SOBRE UNA VIRTUD
Que uno vea  que es la que más necesita practicar, el Señor siempre muestra donde está nuestro punto débil, debemos ser sinceros al hacer el examen de conciencia en nuestra oración el Señor siempre va a mostrar donde está nuestra mayor dificultad para avanzar en el camino de la santidad, puede ser que sea mi mal genio, mi falta de servicialidad, etc., el Señor a cada uno nos mostrará donde debemos trabajar para ser más agradables al Señor y es importante hacerlo en unión con María Santísima y pedirle la luz del Espíritu Santo, como dice San Luis María “donde el Espíritu Santo encuentra a María Santísima se precipita en ella”, así si estamos unidos a la Santísima Virgen el Espíritu Santo va a venir sin duda y nos va a iluminar para mostrarnos que es lo que debemos cambiar y él mismo nos va a dar la fortaleza para hacerlo, no será por propio mérito sino por la gracia de Dios.

LA ORACIÓN DEBE DAR FRUTO
Si la oración no da fruto es porque no la estamos haciendo bien, no debemos ir a la oración sólo para buscar consuelo y el Señor muchas veces no nos dará consuelo, aunque no escuchemos nada, aunque no sintamos nada, aunque no veamos nada, no debemos dejar de hacer la oración, no dejar de ponernos en la presencia del Señor y dejar que él obre y que él hable, pero el fruto no se ve en la oración misma, si no que se ve después, se ve en el día a día, cuando se ve la práctica de la virtud es que se ve que la oración se está haciendo bien, porque puede haber personas que tengan una oración con mucho consuelo, pero dejan la oración y siguen tratando mal a las personas que lo rodean, entonces esa oración no está dando frutos, esa oración no es verdadera. El fruto de la oración debe ser primero que nada el recogimiento del alma en Jesús y María. Si siempre estoy dispuesto a hacer la voluntad del Señor en todo momento, entonces la oración está bien. Porque a lo que nos debe conducir la oración, es a estar unidos a la voluntad de Dios, hacer lo que el Señor quiera, no lo que nosotros queremos.

EN LA SANTA MISA
Debemos seguir la Santa Misa imitando a María, como ella estaría en la Santa Misa, sabemos que en la Santa Misa se renueva la Pasión del Señor en el Calvario y sabemos que María Santísima estaba fiel al pie de la Cruz, por lo tanto tenemos la certeza de que en la Santa Misa está María Santísima ahí al lado del altar junto a la hostia que es donde se está inmolando a nuestro Señor, entonces podemos decirle a ella: “Mi buena Madre condúceme al Calvario, ofréceme con Jesús al Padre, enséñame a inmolarme en Jesús como tú y contigo, a inmolarme como tú con Jesús, en Jesús, en el modelo de Jesús, en todas sus intenciones para salvar la mayor cantidad de almas”. La misa es el inmenso, el infinito sacrificio que alegría de poder vivirla con ella.

VIVIR LOS SACRAMENTOS
No debemos mirar de manera ligera el sacramento de la confesión y el examen de conciencia, no porque no robemos o matemos estamos bien y sin necesidad de confesarnos, ¿somos tan fieles en la voluntad de Dios en cada momento?, ¿somos tan dóciles a la gracia en cada momento?, ¿somos siempre dulces y serviciales con el prójimo?, ¿no criticamos a nadie?, ¿no hablamos mal de nadie?, cada mandamiento tiene una profundidad muy grande, es bueno repasar en el Catecismo de la Iglesia Católica cada mandamiento ya que ahí se explica muy profundamente todo lo que abarca cada mandamiento, así que si lo revisamos bien no nos va a costar encontrar materia para confesarnos. Recordemos que aunque quizá no hemos pecado de obra, quizá hemos pecado de pensamiento o también de omisión, es decir, de no hacer el bien que deberíamos hacer.
La confesión no solamente nos borra los pecados, lava nuestra alma, sino que además nos aumenta la gracia, y nos fortalece para pecar menos, nos concede la gracia de ser más fuertes para caer menos en adelante, por lo tanto, mientras más nos acercamos a la confesión tenemos más luz y gracia para luchar contra aquellas debilidades constantes que uno tiene y que nos pueden poner en ocasiones de pecado. Nos renueva la vida de la gracia, nos restablece la gracia que hemos perdido.

EXAMEN DE CONCIENCIA
Cuando hacemos nuestro examen de conciencia, debemos hacerlo con la Santísima Virgen, ella que es la toda pura nos puede mostrar y dar mucha más luz de la que nosotros tenemos para hacer nuestro examen de conciencia y podemos decirle a ella: “Mi buena Madre que vuestro dolor profundo y que vuestro vivo horror por el pecado aunque sea venial esté en mí, que vuestra virginal pureza y que vuestra perfecta fidelidad destruyan hasta las menores imperfecciones en mi alma, haced que la sangre de vuestro hijo descienda en mí y me lave para siempre de todas mis iniquidades. Haced que mi confesión sea total y sin disimulo, que mi contrición sea verdadera, que mi buen propósito sea inquebrantable y mi penitencia entera, que sea tan sincera como vos lo deseáis”. 

RECIBIR A JESÚS EN LA EUCARISTÍA
Vamos a estar en estado de recibir a Jesús en la eucaristía con la Santísima Virgen para que en nuestro seno él encuentre a su santa madre y aloje así en nuestro corazón con todo gusto. Y nos unimos a las disposiciones de María diciéndole: "Mi buena Madre dadme a mi Jesús, a menudo, también todos los días, tengo tanta necesidad de mi Salvador, prestadme vuestro corazón y recibidlo vos misma en mí, adorad, amad, glorificadle por mí, haced que él viva en mí, que pueda crecer, dominar y obrar en mí, extended también a mi buena Madre y asegurad su reino en el corazón de los demás, que él reine, que él reine siempre y en todas partes." 

VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Debemos acostumbrarnos a visitarlo lo más a menudo que podamos en el Santísimo Sacramento. Si pasamos cerca de una iglesia poder pasar a visitar a Jesús, si la iglesia está cerrada visitarlo al menos espiritualmente. Jesús siempre está muy solo en el sagrario y María Santísima debe querer de todas maneras conducirnos a acompañar más a su hijo, entonces también podemos invitarla a ella a que nos acompañe y que hagamos con ella la visita a nuestro Señor diciéndole por ejemplo: "Venid conmigo ante Jesús Hostia para ayudarme a hablarle, a escucharle, a entrar en sus pensamientos, en sus voluntades, a seguirle siempre y en todo como Vos". Muchas veces tenemos dificultades para escuchar la voz del Señor y María Santísima tiene esa gran fidelidad, esa gran unión con el Señor y por lo tanto si estamos unidos a la Santísima Virgen con mucha más facilidad vamos a poder escuchar la voz del Señor, ella nos va a ayudar, nos va a enseñar a escucharlo y también a hablarle como conviene.

LECTURA ESPIRITUAL 
Siempre es importante robusteciendo nuestra fe, a veces leemos tantas cosas inútiles y no nos preocupamos de saber lo que nos sirve para no llegar al infierno, no se trata de saber mucho para ser santos, pero si saber lo necesario para que nuestra vida de fe no tambalee. Estamos en un mundo donde nuestra vida de fe es muy cuestionada, la iglesia está pasando por una purificación dolorosa y si nosotros no estamos realmente formados en nuestra fe ante cualquier dificultad podemos abandonarlo todo. Si nosotros no conociéramos nuestra fe y conociéramos la doctrina de la iglesia y si no supiéramos que la iglesia es del Señor y que no es de los hombres, aunque esté compuesta por hombres pero el fundador es Cristo y al que seguimos es a Cristo, con el primer escándalo podríamos dejarlo todo y abandonar la iglesia, pero eso sería abandonar a nuestra Madre y sería porque no conocemos realmente la fe que profesamos, porque no conocemos realmente la fe de la iglesia, si por una falla humana nosotros vamos a dejar al Señor es porque realmente no conocemos lo que estamos siguiendo, también es importante tener un tiempo para conocer más de nuestra doctrina, de nuestra fe para que cuando nos vengan a decir cualquier cosa no tambalee nuestra fe, sino que podamos permanecer fieles y firmes en la fe y en la iglesia en que estamos que sabemos fue fundada sobre la roca de Cristo y que al lado está la Santísima Virgen. Entonces es importante hacer lectura espiritual para conocer más a Jesús y hacerlo en unión con María, y podemos decirle a ella: "Vos pedís que yo lea cada día en algún libro santo para conocer a Jesús en vuestra luz, para amarlo, para ser fuerte y para vencer,para poder ser santo, Vos queréis que yo huya como del infierno de toda lectura mala, Voz lo queréis, Dios lo quiere, yo también lo quiero, Oh María".

SEAMOS LO QUE CREEMOS
Seamos coherentes en nuestra vidas, porque si no vamos a terminar creyendo de la manera que vivimos si vivimos de una manera que no es conforme a nuestra fe. Entonces por ejemplo en las conversaciones, como dice el apóstol Santiago, que la lengua tiene un gran poder y puede destruir mucho, y puede hacer también hacer mucho bien. La lengua nos sirve para alabar al Señor, nos sirve para destruir la fama del prójimo si hablamos mal de él. La misma lengua que conduce a Jesús a nuestro corazón en la santa comunión puede ser vehículo de satanás si hablamos lo que no corresponde hablar como dice Santa Margarita María. Entonces en nuestras conversaciones también pensemos en que María nos está mirando y que siempre la imitemos a ella, y podemos decirle: "Mi buena Madre haced que mi actitud imite la vuestra, que sea siempre honesta, humilde, decente, modesta, que yo no sea para nadie ocasión de pecado, que si me recreo sea en vuestra presencia, nunca en diversiones peligrosas para mi alma, que aunque lo diga la carne, el mundo, el demonio, y aunque me lo presenten mis prójimos, mis amigos, mis maestros, sea siempre fiel en vuestra voluntad". 

VIRTUD QUE DEMOS PRACTICAR
Fijémonos en la virtud que el Señor nos pide que practiquemos, que es nuestro mayor defecto dominante, es importante hacer siempre el examen de conciencia, que no nos acostemos sin haber revisado nuestra conciencia delante de Dios con el auxilio de María Santísima para que podamos arrepentirnos del mal que hayamos hecho, del mal que no hayamos evitado, del bien que no hayamos hecho y así dormir en paz en la presencia de Dios. Entonces debemos hacer el examen de conciencia siempre con la Santísima Virgen: "Bajo vuestra mirada,Oh María, y con vuestros ojos para cortar, arrancar, redirigir, asegurar, mostradme mis defectos, mis faltas tal como voz los veis, lo que debo corregir y en lo que debo cambiar si me quiero salvar". 

LO QUE ES AGRADABLE AL SEÑOR
Y como recomendación en todo tiempo, olvidarlo todo y no ver más que a nuestra buena Madre vigilando misericordiosamente sobre nosotros para unirnos más y en todas las cosas, y en todas las cosas a Jesús nuestro gran rey, tended dulcemente pero también eficazmente con ella y como ella a ser siempre lo que puede ser más agradable a nuestro Señor, evitando con cuidado todo lo que pueda disgustarle, en las pequeñas cosas y en las grandes. Sobre todo no atarse a sí mismo ni a los bienes que pasen sino a los intereses de Jesús y a los bienes eternos. Actuar con valor, sin negligencia, como un siervo fiel, como un esclavo de amor, como un pequeño niño con plena buena voluntad que no razona sino que ama mucho y obedece. No recibir nada ni del cielo ni de la tierra más que como venido por las manos de María. No ofrecerle nada a Dios ni a los hombres que confiándolo igualmente a las manos virginales de la Universal Mediadora. 

CAUSAS SEGUNDAS
Dejar de mirar las causas segundas y mirar en todo la voluntad de Dios, y si es voluntad de Dios también es voluntad de María Santísima. Detenerse en las causas segundas es por ejemplo si recibo una ofensa, me detengo en la persona que me hizo esa ofensa, y todo mi examen va a pensar y darle vueltas a por qué esa persona me ofendió, por qué esa persona me habló mal, por qué esa persona se portó así conmigo, entonces al final lo único que logro hacer es fastidiarme con esa persona; si al contrario no me fijo en la causa segunda  sino que miro la voluntad de Dios que lo permitió, porque a veces Dios permite cosas, Dios nunca va a querer los males para nosotros, Dios siempre quiere bienes, pero a veces permite males, pero los permite para sacar de ellos un bien mayor, entonces puede permitir que recibamos una ofensa porque se da cuenta de que somos muy soberbios y que necesitamos crecer en humildad, entonces Dios puede permitir que me ocurra eso para un bien superior, para hacer mi alma humilde, entonces en vez de darle tanta vuelta a la persona que me habló mal, debo pensar que Dios lo quiso, lo quiso para mi bien, entonces María Santísima también lo permitió, debo pedirle por qué lo permitió y que bien quiere que yo saque de eso, y eso va a cambiar radicalmente la vida, porque podemos vivir amargados del mal que nos haya pasado o podemos vivir siempre con esa actitud de esperanza de que todo lo que el Señor permite es para mi bien, es para mi santificación, es porque ve que lo necesito, y si vivimos unidos a la Santísima Virgen ella nos va a ayudar siempre a verlo.

Imagínense lo que pudo haber sufrido María Santísima al pie de la cruz, que mayor mal puede ocurrir que la crucifixión de su hijo, no hay mayor mal en el mundo que matar a Jesús, y si María Santísima se hubiera quedado en las causas segundas hubiera odiado a todos, nos hubiera odiado a todos nosotros, porque los causantes de la crucifixión de Jesús son todos nuestros pecados, pero sin embargo, María Santísima nos toma como hijos y nos ama como hijos, no como los verdugos de su hijo, porque sabía que era la voluntad de Dios. La voluntad de Dios era que su hijo muriera en la cruz para redimirnos a todos nosotros, este es el caso extremo del mayor mal del mundo. En esos pequeños males que a nosotros nos pueden ocurrir, que si lo miramos comparado con la cruz de nuestro Señor no son nada, pero claro como somos tan pequeños esas nada se nos hacen grandes, pero si aprendemos a mirarlos con los ojos de María, unidos a María y que ella nos ayude a mirarlos con sus ojos vamos a descubrir siempre la voluntad de Dios y vamos a encontrar siempre un mayor bien, y por lo tanto eso será un motivo para alegrarnos porque vemos que el Señor nos quiere hacer crecer en Santidad.

RESPIRAR A MARÍA
Respirar a María, así como el cuerpo respira el aire, para tener siempre con Jesús el máximo de unión. Si estamos plenamente unidos a María Santísima estaremos plenamente unidos a Jesús, porque Jesús y María son inseparables, Jesús quiso venir a nosotros por María Santísima y por María Santísima siempre vamos a ir a Jesús, ella siempre nos va a llevar a Jesús, ella no se va a quedar con nosotros para ella, sino para nuestro mayor bien, para unirnos con el Señor. El Señor nos invita a unirnos a María y nos enseña cómo hacer las visitas a la Santísima Virgen, nuestro Señor hablándole a las almas: "Consiste este secreto en ir a descansar todos los días unos minutos a solas a los pies de nuestra querida Madre, haciéndole –aparte de los obsequios con que la suele honrar todo buen cristiano, y particularmente el de la recitación del Santo Rosario– dos visitas diarias, una por la mañana y otra por la tarde, en el modo que os mostraré. ¡Oh, qué dulce es descansar junto a la que nos ama tanto, que si nosotros nos diésemos cuenta de este amor tan sincero, tan desinteresado, tan constante, no nos afligiríamos más por ninguna de las cosas penosas de la vida." ("Obra del Amor Misericordioso"). Cómo hacer las visitas ante una imagen de la Santísima Virgen para aprender de ella, unirnos a ella y vivir así con ella. El fin de la asociación es consolar a María con nuestro tierno y filial amor por el dolor que le causan tantos malos hijos, hermanos nuestros. Y como todos somos hijos de María, síguese que todos podemos tomar parte en esta Santa Liga de amor.  Pero, si la Madre de la misericordia tuviera alguna preferencia, sería, cierto, para los que han sido pecadores, infieles a Dios y a su maternal amor. A éstos, ¡oh, como los espera María para llenarlos de gracias!.

DEBEMOS RECONOCERNOS PECADORES
El Señor dice: "Los que tienen más derecho a mi misericordia son los más pecadores, porque son los que más me necesitan", eso no significa que nos invita a ser muy pecadores, si no a reconocernos como tales. Porque con todas las gracias que hemos recibido, igual somos muy pecadores para todo lo que debiéramos ser respecto de todo lo que hemos recibido. A veces uno puede escandalizarse de un gran pecado que haya hecho una persona y uno dice "si yo estuviera en su lugar yo hubiera hecho peor" o si esa persona hubiera recibido todas las gracias que yo he recibido sería más santa que yo. Entonces el aprender a reconocernos pecadores para aprender a reconocer también la necesidad que tenemos de la misericordia y así poder gozarnos de ella. Porque si no nos reconocemos pecadores no nos sentimos necesitados de la misericordia de Dios. Dice "A vosotros también os espera, ¡oh almas puras, que andáis por las calles y plazas en busca de Aquel que ha herido vuestro corazón. En el mundo jamás podréis encontrar el agua que apague la sed que os consume. Venid a la verdadera fuente; y por María, sin necesidad ni de libro, ni de maestro, encontraréis en vosotras mismas a Dios y de Él aprenderéis la ciencia que quien la sabe y lo sabe todo." Esto es que viviendo más unidos a la Santísima Virgen vamos a escuchar la voz del Señor, vamos a aprender a reconocer su voz, y vamos a poder ser enseñados por él. esto es pues va a venir el Espíritu Santo.

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